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Mostrando entradas de julio, 2020
Mboyeré En guaraní quiere decir embrollo. Un gran enredo imposible de desanudar.   Como esos que hacen los gatitos en las películas mientras la protagonista teje y sonríe por lo inesperado del simpático desorden. El virus podría ser el gatito. Pero el lío que genera no puede considerarse inesperado y mucho menos gracioso. El virus vino a confirmar lo que nos vienen anunciando científicos, sociólogos, filósofos y movimientos ecologistas de todo el mundo desde hace décadas: así no se puede seguir.   Pensemos en las grandes ciudades hundidas en un mar de contaminación auditiva y atmosférica, atestadas de individuos atrapados en su laberinto, encerrados en una colmena invivible de la que anhelan escapar. Ciudades inundadas de personas agitadas que viven lejos y se ven compelidas a viajar durante horas para llegar a sus trabajos, atravesando el embotellamiento endemoniado de la hora pico en la que todos van o todos vuelven.   ¿tuvo que llegar el virus para convencernos que
Verdad y mas verdad…que algo quedará Los días del coronavirus avanzan sumando muerte y desastre económico a nivel global. El Primer Ministro inglés negó, se contagió, se curó y se convirtió en un agradecido sobreviviente de la salud pública. El presidente de Brasil negó, invitó a millones a que se contagien y a miles a que mueran hasta que él también se contagió -o eso dice- mientras hace lo que parece la publicidad de un medicamento que quiere promocionar en el mercado farmacéutico. El primer mandatario norteamericano se limitó a negar -con diferentes grados de intensidad- y aunque aún no se contagió, carga sobre sus espaldas el triste récord de tres millones de infectados y un número que supera en víctimas al de la guerra de Vietnam.   El gobierno argentino nos cuidó y nos cuida. Del virus y de la violencia de una clase dominante que busca convencernos de salir a reclamar por nuestras libertades y -de paso- por la de una cerealera que al parecer consumó una estafa mill