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Mostrando entradas de febrero, 2019
“Vengo a proponerles un sueño…” Se quejan frente a cámaras los embotelladores de Coca Cola. Marchan los despedidos de reparticiones públicas y empresas privadas. Se pelean contra la policía los productores de verdura. Los metrodelegados liberan los molinetes pidiendo paritarias. Reclaman los trabajadores de C5N acompañados por sus televidentes -les han embargado la cuenta que garantiza el pago de salarios y de paso la libertad de expresión.   Y salen a las calles los portuarios de Mar del Plata y los empleados en riesgo del histórico super Toledo.   Miles baten la cacerola en las esquinas repudiando los tarifazos.   Maestros, profesores, científicos se dan cita bajo la lluvia para visibilizar el deterioro de la educación, la ciencia y la cultura. Todos mendigándole al gobierno que los escuche, que cambie el rumbo, que corrija el timón…¿para qué? Si sabemos que no escucha, que no quiere cambiar el rumbo, que no le interesa corregir porque están haciendo lo que
No nos une el amor sino el espanto Y la ciudad, ahora, es como un plano de mis humillaciones y fracasos; desde esa puerta he visto los ocasos y ante ese mármol he aguardado en vano. Aquí el incierto ayer y el hoy distinto me han deparado los comunes casos de toda suerte humana; aquí mis pasos urden su incalculable laberinto. Aquí la tarde cenicienta espera el fruto que le debe la mañana; aquí mi sombra en la no menos vana sombra final se perderá, ligera. No nos une el amor sino el espanto; será por eso que la quiero tanto.   (Buenos Aires, J.L.Borges) Podría tomar cualquier letra del abecedario y en cada una encontrar palabras que han variado su sentido en la última época.   A-chicar el estado se transformó en a-rrasarlo, b-lanquear capitales no declarados en b-eneficiar familiares y amigos, r-eunir en r-ivalizar más que nunca y lo peor: Gobernar en Gerenciar. Liberalismo, marxismo, cristianismo… por igual nos invitaron a tolerar las injus
No hay hechos, sólo interpretaciones Tendremos que terminar aceptándolo, comprendiéndolo y utilizándolo, siempre claro dentro de los límites éticos. Ya es difícil si quienes intentan ponerse de acuerdo son dos personas de bien que sinceramente ofrecen lo mejor de sí para tratar de entenderse. Cada uno con su bagaje de experiencias que lo trajo hasta ese momento en el que está interpretando un hecho de manera diferente que su interlocutor. Puede ser una pareja, dos amigos, dos conocidos. Ambos intentando de buena fe exponer su punto de vista cargado de subjetividad. Es esa buena fe la que hace que esa comunicación no se torne desesperante y enloquecedora cuando no hay coincidencia. ¿Pero qué pasa cuando interviene la mala fe, la tergiversación deliberada, la inducción malintencionada? ¿Qué pasa cuando la interpretación está desprovista de toda honestidad intelectual y persigue fines distintos del esclarecimiento de la verdad?   Aparece la impotencia, la impunidad y la des