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Mostrando entradas de noviembre, 2020
  No news..(good news) En estos días no parecen abundar las noticias con las que socavar el ánimo cotidiano de los argentinos. Todo perdió vigencia de tan recurrente: las caras, los temas, las quejas. El ejército de detractores del país se repite hasta el hartazgo y la saturación.   Van por lo mismo una y otra vez y de tanto ir el cántaro a la fuente... Los jueces transplantados, Vicentín, los mapuches, la propiedad privada, la libertad de expresión, las “rutas” de dinero y hasta la inseguridad se marchitan como escándalo a fuerza de reiterarse en vano.   Además, convengamos, empieza a hacer calor para salir a escupir bronca con barbijo o sin él en nombre de ya no saben ni qué.   El dólar baja, el acuerdo con el FMI rueda sobre rieles bien aceitados después de la renegociación con los acreedores privados, se aprueba el presupuesto, la economía empieza a moverse un poco tras el estancamiento y la inflación -aunque alta aún- es la mitad de la del 2019.   El periodismo catástrofe simula
Aprender a MARCHAR Imposible asociar esa palabra al mero hecho de "desplazarse” una vez   que ha sido transformada por los pueblos del mundo en sinónimo de lucha colectiva.   Sin embargo en estos meses de pandemia salir a manifestar rabias individuales destempladas y sin objetivo común se ha vuelto moneda incoherente. Crecí en La Plata, ciudad sin marchas desde la trágica marcha de los lápices, al menos para los que pasamos la adolescencia en dictadura.      En 1989 durante mi primer trabajo en una mesa de dinero presencié con muda indignación lo divertido que puede resultarle al omnipotente “mercado” doblegar a un presidente para que no termine su mandato.    Más tarde atravesé los noventa con suficiente incomodidad como para equivocarme con la Alianza -como muchos argentinos- y asistir luego con tristeza impotente a los años que siguieron: 2001, helicóptero, represión, 40 muertos, récord de 5 presidentes en 11 días, más represión, asesinato de dos militantes sociales y finalment