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Mostrando entradas de noviembre, 2017
Todos Somos... Quién? Parece que si. Que nuestro cerebro es zona bombardeada. Todos los días le sumamos más desorden y nuevas y contundentes supuestas verdades por las que nos obligan a definirnos con urgencia. Es domingo a la noche y hago zapping. Me detengo en un programa que se dice periodístico. Los submarinistas del Ara San Juan aún no aparecen. Una joven con acento chileno prima de un tripulante está diciendo que el presidente tiene que dar explicaciones obvio, pero que entiende que cuesta poner al país de pie después de la herencia recibida de la innombrable. El conductor escucha satisfecho, se regodea de la marca a fuego. “La queremos matar”, remata la chica y el conductor parece incomodarse un poco. Siento un latigazo en el pecho. No hay tiempo para la esperanza ni para la tristeza. Hay que encontrar culpables, hay que odiar. Muestran un tweet anónimo que dice “44 menos”. ¿Quién puede escribir algo así? y si alguien lo hizo realmente ¿por qué mostrarlo? Me acuerdo cuando
Gato por liebre En estos 200 años los argentinos hemos acuñado frases que moldearon la memoria colectiva de nuestro pueblo y explican la verdadera “grieta”, para bien y para mal.   "Seamos libres que lo demás no importa nada" “Quiero utilizar una frase que no me pertenece, que pertenece ya a todo el pueblo argentino: ¡Nunca más!.. “Los desaparecidos son eso, desaparecidos; no están ni vivos, ni muertos; están desaparecidos.” En medio de ese mar de decires que nos pertenecen ¿sabemos cabalmente cuáles nos representan a cada uno de nosotros y cuáles repudiamos?   "No hay que ahorrar sangre de gauchos” ordenó Sarmiento. "Hay que pasar el invierno"    sentenció Alsogaray.    "Algo habrán hecho" se conformó la gente. "Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla" gritó Galtieri. "Con la democracia se come se cura y se educa" nos  prometió  Alfonsin. Victor Hugo nos alegró el corazón preguntándole
Ellos y Nosotros?? Vivimos tiempos extraños.   Asesinatos, masacres, guerras, terrorismo y hambre. Nos asalta la angustia, la indignación, la impotencia. ¿Cómo ser algo más que mudos testigos desde nuestro pequeño espacio de silencio y aceptación? ¿Cómo elevar la voz para ubicarnos de un lado o del otro de una ambigua y muchas veces arbitraria línea divisoria entre buenos y malos, agresivos y tolerantes, honestos y corruptos? Nos tranquiliza pensar que existen “Ellos y Nosotros”.   Pero, ¿Quiénes son Ellos y quiénes Nosotros?   ¿Qué coincidencias nos unen y qué diferencias nos separan? Todos nos consideramos "buenas personas”, sin embargo la instigación al odio parece cada vez más eficaz. ¿Será porque encuentra eco en una creciente ausencia de amor por el otro? El mundo se resquebraja, retrocede a épocas impensables de crueldad. Nos enfermamos como sociedad y naturalizamos la enfermedad en vez de combatirla. Nos creemos justos pero nos conformamos
Buscando las coincidencias Vivimos tiempos estremecedores, en efecto, a escala planetaria. Demasiados pueblos viven cotidianamente la catástrofe de la guerra, sacrificando la vida de hombres, mujeres y niños inocentes, en el altar de un dios siempre desconocido y ajeno, que sólo parece dispensar el don de un dolor inacabable. La desnutrición arrasa con parte de la población de las dos terceras partes de las naciones, mientras el desarrollo tecnológico se concentra en acrecentar el poderío militar ya disponible y en la explotación irracional de las reservas de energía del planeta, ya brutalmente castigado por la codicia humana. La Tierra, nuestro hogar, parece gritar su agotamiento en la forma de desastres que parecen naturales, ante la perversidad de la especie supuestamente más evolucionada que la habita. Las minorías poderosas ensayan cada día herramientas más eficaces para aislarse del sufrimiento humano. El propio y, sobretodo, el ajeno.