La grieta

transcribo el comentario de un lector:

"Habrá que ir al mazo y dar de nuevo. Me pregunto si alcanza ahora un esperado y merecido revisionismo histórico. Aunque la grieta parece ser sólo un lugar de ubicación. Cada uno piensa que está de uno u otro lado de la grieta. En un punto pienso que estamos dentro de la grieta. Y no se trata de pasar de lado. Hay que trepar. Habrá voluntad?. O el idealismo alcanza a solo ciento cuarenta y cuatro caracteres. Saludos."

Según la Real Academia, “grieta”:

1. f. Hendidura alargada que se hace en la tierra o en cualquier cuerpo sólido.

2. f. Hendidura poco profunda que se forma en la piel de diversas partes del cuerpo o en las membranas mucosas próximas a ella.

3. f. Dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo.

Entre los argentinos, la palabrita adquirió un significado potente en los últimos años, junto con otros términos y frases siempre dirigidas a orientar a la opinión pública, su percepción y, eventualmente, su voto.

Nada nuevo bajo el sol, diría un proverbio latino que viene al caso: lo relevante de cualquier propaganda es que logre su propósito, no que se corresponda con la verdad. Cierto es que mirando algunos casos -jugos milagrosos que te hacen bajar 10 kilos en una semana o desodorantes mágicos que te vuelven irresistible- sorprende la administración cínica de la mentira, tanto como el éxito que logran los mentirosos.

"La Grieta" fue un hallazgo inusitado. Comenzamos a aceptarla como una novedad surgida en este siglo además de como creación exclusiva y deliberada de una dirigencia política criolla que busca generar división entre los argentinos.

Como intolerantes hay en todas las familias, seguramente habrá de tanto en tanto quienes se manejen con conductas poco amistosas para la buena convivencia, como mi tío Ricardo, bostero él, que si se enteraba que había algún invitado de Ríver en la mesa lo mandaba a la otra punta para evitar su cercanía.

¿Pero es posible creer que los desacuerdos y las diferencias son una invención argentina de este tiempo? 

Imaginemos por un instante a nuestros héroes de la independencia siendo denostados por haber generado una "grieta" con la Madre Patria, el Rey y sus ejércitos.

En aquél momento de nuestra historia, el objetivo manifiesto de la Corona de España era seguir dominando estos territorios, el de los patriotas instalar un gobierno independiente, el de los ingleses ver qué negocio hacían en medio de una disputa aparentemente ajena.

Entre esos intereses había conflictos reales, no meros productos de la intolerancia de los protagonistas, tal y como ha sucedido en cualquier sociedad del planeta a lo largo de la historia. 

Podemos, y debemos, evaluar el desempeño de cualquier gobierno -el actual o los anteriores- según logre reducir o aumentar la intensidad de los conflictos de la sociedad. Podemos incluso hacer reserva de sus presupuestos ideológicos y cuestionarlos, y para eso votamos. Pero ¿no sería un abuso atribuirle a cualquiera de ellos y a los ciudadanos que los eligen la generación de desacuerdos que llevan siglos sin resolverse en el mundo entero? 

La condición humana es conflicto, el desafío de la política es resolverlo. Lo demás es chamuyo.

Y  -como diría nuestro comentarista- el de todos nosotros es dar de nuevo y salir por arriba.

Catulo