Año 20 cambalache


El año 2020, quizá el más raro de este siglo hasta ahora, esta por terminar.

Lo raro entre lo raro no fue solamente el virus que se originó en oriente y terminó recorriendo el mundo a toda velocidad en los cuerpos que se trasladaban de un lado a otro, con esa velocidad a la que nos tiene acostumbrados la época. 

Lo raro fue el modo en que dejó al descubierto la vieja “normalidad”.

La pobreza estructural que pensábamos había tocado su máximo en los 4 años macristas se profundizo aún más durante una pandemia que pocos vieron venir.

La pobreza intelectual también.

Un año con un Trump negando desde la existencia de la enfermedad hasta el triunfo del presidente electo de los Estados Unidos, aunque insistiendo en reconocer al perimido Juan Guaidó como al autoproclamado de Venezuela tras las recientes elecciones. Y la mismísima OEA que que en 2019 propició el golpe en Bolivia denuncia que no fueron transparentes los comicios bolivarianos y se guarda, si la tiene, opinión sobre el fraude que denuncia el propio Trump en el gran país del norte, juez y parte de todas las democracias del mundo.

Un año de confinamientos globales que deja como resultado parcial más de un millón y medio de muertes tristemente usufructuadas por las derechas del mundo para incrementar la locura y el odio de sus seguidores, siempre dispuestos a defender las verdades más inverosímiles con la pluma, con la espada y la palabra. 

Un año en que terraplanistas, anticuarentenas, antivacunas y neoliberales todoterreno se apropiaron de las calles y del sentido común ignorando cualquier dato que los confrontara con su insolvencia argumental.  

Un año en el que proliferaron con euforia distópica las Vivianas Canosas que toman dióxido de cloro mientras rechazan la vacuna, que se ponen el pañuelo celeste para salvar las dos vidas mientras reclaman cárcel para les niñes de 13 y obligan a parir a niñas de 12, que celebran el apriete a jueces para que ignoren el derecho mientras piden justicia independiente. que se espantan porque se recupera por ley lo que el gobierno anterior entregó por decreto, y amenazan con irse del país pero se quedan. Siempre se quedan.

Un año en que “la gente de bien” se sintió autorizada a desprestigiarlo todo y a todes los que no fueran ellos, sentenciando a los gritos que somos un país de cuarta, que somos los peores en todo, unos vagos, unos fracasados, unos corruptos que no valoramos la meritocracia y que la Argentina sería hermosa si no fuera por los argentinos.

Un año en el que se expresó sin ambages el deseo de que seamos un poco más como Los Pumas con sus maravillosos valores, siendo que el año comenzó con un grupo de jóvenes rugbiers asesinando a mansalva a otro que consideraron inferior y terminó con un trío de rugbiers separados de la selección nacional por sus posiciones xenófobas y discriminatorias. 


Pero también fue un año en el que se renegoció la deuda y aunque con precario equilibrio se logró sostener la mesa y el trabajo de los más perjudicados en medio de una economía destrozada y si bien no alcanza con habernos mantenido a flote todo indica que por fin empezará  a verse la costa.

Fue un año en el que no se evitaron los contagios ni las muertes, pero todo el que necesitó una cama o un respirador pudo ser atendido gracias a la injustamente denostada cuarentena. Y aunque no fue todo lo pronto que hubiéramos pretendido se aprobó la contribución de las grandes fortunas, el presupuesto 2021 y se firmó el pacto fiscal con todas las provincias dejando en evidencia la avaricia de quienes conducen la ciudad capital. 

La IVE obtuvo media sanción y lo mismo ocurrió con la movilidad jubilatoria que viene a reparar el ajuste promocionado como reparación histórica en 2017.


Pero como si fuera poco en medio de tanta tela para cortar, fue un año en el que Maradona nos reveló finalmente su carácter de ser humano mortal. Y una vez sobrepuestos al respeto que genera la sorpresa, el dolor y la conmoción, como era esperable, llegó la indignación. Por el velatorio en la Casa Rosada que consideraron inadecuado para alguien que sólo jugaba bien a la pelota pero también porque debió durar tres días y no uno tratándose de semejante figura universal. Y por supuesto hubo desmanes: es el destino de Diego despertar pasiones vivo o muerto para seguir nutriendo con su leyenda tantas horas de impúdico rating en los canales que picotean sobre su cadáver.  

Por más que los opinadores sicarios que lo desconsideran apenas como un buen futbolista finjan no entender, habilitar el homenaje al ídolo popular cuidando lo más posible los protocolos fue -como tantas otras tomadas durante este año- una decisión rápida y acertada. Claro que siempre perfectible. 


Por lo demás fue un año en el que el dólar que pugnaron por llevar hasta 200 hoy sigue en baja. La temporada de verano que amenazaba con no llegar ha comenzado con una experiencia que nos permite si no controlar al menos eludir al virus por un rato. Y si bien los contagios y las muertes por covid frenaron su descenso un Airbus de Aerolíneas Argentinas cruzó el cielo de ida y vuelta para traernos las vacunas que en este mismo momento están siendo descargadas en Ezeiza. 


El mensaje catástrofe reverbera sin pausa desde los micrófonos agoreros mutilando y destruyendo nuestra argentinidad con acusaciones de envenenamiento, de ineptitud, de comunismo, de conejillos de india…


Porque para algunos es obvio que no lo haremos tan bien como los países del primer mundo que siempre hacen todo mejor aunque lo hagan peor, pero si la cosa fluye, con esa mano de Dios que a veces nos inspira, estaremos bastante preparados para enfrentar la temida segunda ola.


Quedémonos con la esperanza.

Esto recién empieza.


FELICES FIESTAS

Feliz 2021!! 


Patricia Riche y Adolfo Adorno

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Aplausos! Creo q hay medios que ENVENENAN .. infobae es El PEOR.EXPUESTISIMOS.YA
Unknown ha dicho que…
Soy Monis

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