Lo bueno si breve….

Nunca entendí si dos veces bueno…o dos veces breve. Nunca entendí por qué lo bueno debe ser breve. Pero de repente pienso que ahí está la clave de los refranes y las frases hechas. Pasan de boca en boca con la eficacia de lo breve para explicar lo extenso, lo difícil. Y perduran más allá de su comprensión…Ahí está la magia. Poder decir algo apropiado al momento y que todos ¿comprendan? sin demasiadas palabras. Ahí en los refranes y las frases hechas está quizás la antesala de Messenger, de Facebook, de Tweeter, de Instagram. No más de 140 caracteres. No todos quieren o pueden leer más. Por eso el blog -me dice una amiga- pasó de moda, es “vintage”. Hace falta recibir rápido y responder rápido y que circule y que todos opinen en el acto. El vértigo, la velocidad, y no volver atrás. Una metralla de ideas y opiniones que se vierten en el éter y desaparecen en segundos. No hace falta retenerlas, ni revisarlas, ni arrepentirse, ni confirmarlas. Es el refrán perfeccionado y con alcance amplio instantáneo.  

Justo ahora en la radio escucho que los libros están carísimos. Que no se venden sobre todo los mas “gordos”, los finitos son más accesibles económicamente. Y además no hay tiempo para demorarse en un libro muy largo. No hay tiempo.
O sea 140 caracteres. 
“No por mucho madrugar amanece más temprano” 
“Al que madruga Dios lo ayuda”
Dos versiones diferentes de lo mismo 
Cortito y al pie para adaptarse o lo que cada quien elija creer.
A buen entendedor pocas palabras.


Clodia

Comentarios

Diego ha dicho que…
Leí hace poco un libro de un historiador (Yuval Noah Harari) en que, desde lo más cercano a lo a-ideológico, provee distintas hipotésis sobre el destino del homo sapiens. Ente las variantes, hay dos que me parecen pertinentes a esta discusión específica y en general al ethos de la conversación general. Todo comienza con el copamiento irreversible - e inevitable - de los algoritmos para tomar decisiones que requieran procesar información cuantificable (casi todo).

Lo primero es una tedencia a desvincular la inteligencia de la conciencia. Lo segundo, es la creciente irrelevancia del individuo, y lo individual, a pesar de la necesidad que la vida, "el sistema", siga teniendo sobre lo colectivo.

No hay que olvidar que el lenguaje nació como respuesta a las necesidades asociadas a resolver problemas - la inteligencia.

Si los algoritmos permiten (y mucho más en el futuro) vivir sin inteligencia, no serán necesarios nada más que 140 caracteres, o dichos y consignas, o grietas abstractas (a pesar de su origen materialista) para retener la conciencia de uno mismo? Y así acordarse que uno es uno con el demiurgo cósmico?

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