Ver para creer

“Entender es relacionar, encontrar la unidad bajo la diversidad… la inteligencia persigue interminablemente a la verdad…está abierta a todas las posibilidades y por eso debe combatir a cada instante contra la rutina, el lugar común, el dogma y la superstición…lo difícil de esta tarea está en que debe proceder en forma helada e imparcial en este pleito siendo que aparece encarnada en forma humana, y por lo tanto, mezclada con la debilidad, la simpatía, la violencia, el fanatismo y la furia, que son nuestros atributos más frecuentes” (Ernesto Sábato, Uno y el Universo)
Sorprende como fuera de lo normal y razonable en este siglo una acusación de traición a la patria. Excesiva, descabellada, incómoda, irreal, fuera de época. 
Al delito, rescatado de los manuales de historia - y por causa de él - se produjeron privaciones de la libertad de un número también inusual de imputados. Intuyo - o quizáas deseo - que esto hace aplaudir a algunos y entristecer a muchos. Los que aplauden están felices de ver que “por fin acaba la impunidad"; los tristes lamentan que la justicia empiece a parecerse peligrosamente a la venganza. La privación de la libertad es una medida excepcional en el estado de derecho, cuando se duda de sus fundamentos se duda de todo el sistema.
No parece buen motivo para el aplauso que el principio de que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario se haya invertido -o ya no importe. Cuando los presos sin condena ni juicio previo se acumulan se enciende inevitablemente alguna luz de alerta.
Enlodar adversarios políticos es una práctica histórica, global y siniestra, que no podría ser eficaz sin la complicidad de la ciudadanía.
Ya no se trata de ver para creer: alcanza con que algunos crean para que otros vean, con buscar culpables en vez de verdades, con acomodar la ley a las necesidades del clamor popular -ese que alguna vez defendió que la tierra era plana y el centro del universo. 
Las sociedades que se hamacan entre el odio y la apatía sólo producen tristeza y quitan las ganas de aplaudir.


Clodia

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