La Matrix

“¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves? 
Cuando la mentira es la verdad…”

Divididos

Vuelvo una vez más a compartir ciertas ideas y emociones en medio del vértigo, apenas repuesto del mareo y las náuseas de estos días.
Afortunadamente, Clodia sostuvo la palabra…
Mater, materia…

La necesidad de mirar mejor y de hacernos preguntas cada vez más adecuadas nos ha llevado a incursionar nuevamente en la filosofía, con la ayuda de algunos textos y material de divulgación disponible para legos.

Es notable como la mera disposición a cuestionar y cuestionarse se convierte en un ejercicio enriquecedor, aún ante la falta de respuestas concluyentes, o tal vez justamente por eso.

Entonces aquello que solemos llamar “la realidad” puede volver a observarse, a redescubrirse incorporando dimensiones hasta entonces ocultas.

Sin ser del todo conscientes, nos metemos con los ojos vendados en la investigación acerca de la “verdad”…

La película “The Matrix” (hermanxs Wachowski, 1999) es una propuesta provocadora e inquietante acerca de esa búsqueda. No es la primera vez que el cine - tal vez la forma artística de nuestros tiempos - genera conmoción por la belleza de las formas y la profundidad del contenido, si es que hay alguna diferencia.

Andan por ahí las sombras de Platón y su caverna, la de Descartes y su duda, la de Foucault y la verdad como imposición del poder, y la de un tal Baudrillard.

Sin rodeos, la obra describe un mundo distópico en el que todo lo que se percibe no sólo es ilusión, sino mentira. Las máquinas que se adueñaron del planeta y de la civilización requieren la energía de los seres humanos para subsistir y prevalecer. Para ello necesitan los cuerpos vivos pero las mentes sometidas e inermes, lo que logran infiltrando sus cerebros desde el mismo nacimiento, generándoles la percepción de que son libres cuando no son más que esclavos.

Caramba… Un sistema de dominación casi perfecto… Donde el conflicto no constituye una amenaza al poder.

Y digo “casi”, porque la peli - obra humana al fin - introduce la posibilidad de una “falla” en el programa… Vuelve a decirnos que ninguna forma de dominio es permanente.

Los seres humanos intuyen primero que “algo no cierra”.
Quienes tienen la osadía de seguir atentos, eventualmente descubren la falla, y se suman - o no - a la batalla por la “verdad”, acompañando a los rebeldes que ya están en ella.

Hay una escena crítica en la que Morpheus (Laurence Fishburne) - el líder de los rebeldes hasta entonces - se encuentra con Neo (Keanu Reeves) y le propone el dilema: “querés seguir dormido? Tomate esta pastilla azul… Querés ir por la verdad? Tomate esta otra roja…” 

Morpheus le aclara que si prefiere seguir engañado podrá continuar tranquilo en su “zona de confort”, y le advierte que - por el contrario - ir tras la verdad le garantiza riesgos extremos y una vida muy, muy difícil.





Creo que todos experimentamos la intuición de que “algo no cierra” en nuestra existencia individual, en nuestro país y en el mundo.
Creo que en algunos momentos nos exponemos a la pregunta fatal: “Cuál pastilla elijo??”
Y creo que en esos pocos momentos de nuestra vida se juega nuestro destino completo.

Cada uno sabrá qué preguntas formularse en el ámbito individual, donde se juegan miedos y deseos que arrastramos desde la cuna.

Pero si de nuestra comunidad se trata, los dilemas son públicos y compartidos.
Por lo tanto también los desafíos, si elegimos la pastilla roja.

Dijimos que decía Nietzche que “no hay hechos, sólo interpretaciones”. Dijimos también que en nuestra sociedad - y de un modo inédito en la historia de la humanidad - hay corporaciones globales cuyo propósito es instalar una interpretación, de las varias posibles, acerca de un mismo suceso: La Matrix…

Nos queda a nosotros, las personas de a pie, el desafío de cuestionar todo discurso sospechoso…

Y todo discurso es sospechoso.
Veamos:

  • A un sector de la sociedad le gusta creer que el gobierno anterior organizó la muerte del fiscal Nissan. No existe indicio alguno que permita concluir siquiera que fue un homicidio. Pero el discurso está. ¿Pueden los miembros del Poder Judicial actuar en función de  esos deseos? y si lo hacen….donde queda la verdad?
  • La aparición del cuerpo sin vida de Santiago Maldonado, por el contrario, inauguró un “silencio de radio” sobre el tema. En el tratamiento mediático existe un “discurso de cierre”, según el cual el joven fue un ahogado más entre tantos. ¿El Poder Judicial puede acompañar la opción? Y la verdad? 
  • El manejo de los asuntos económicos puede resultar muy complejo y aún contradictorio en algunos países y períodos. Puede el Poder Mediático acompañar un discurso “negacionista” de la evolución catastrófica de los indicadores o acaso respaldar la teoría de que el fracaso de hoy se explica por el efecto ultra temporal de gestiones anteriores?
  • Puede el Poder Judicial administrar discrecionalmente quienes son amparados por la garantía constitucional del principio de inocencia y de igualdad ante la ley y quienes no? Puede el Poder Mediático disimular esa discriminación y aún legitimarla?

Dónde queda, entonces, la verdad?
Donde  la Justicia?
La pastilla roja, por favor.

Catulo



  




Comentarios

Unknown ha dicho que…
Excelente ,as usual

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