“Se ha vendido a sí mismo como un self-made millonario, pero una investigación reveló que recibió más de 400 millones del imperio de su padre, gran parte a través de dudosos planes de impuestos durante la década de 1990, que incluyen casos de fraude absoluto”, dijo The New York Times sobre el presidente Donald Trump.

La casa está en orden

¿Lo está?
¿Cuál es el orden? ¿Quién lo determina? 

Tomemos por casa la casa más grande, esa que nos cobija a todos los seres humanos, la Madre Tierra. 
La Pacha Mama.

Sacudida por terremotos, tsunamis, huracanes, guerras, y lo peor de todo, por la ambición inagotable de los que la habitamos.

¿Por qué si hay tantos que tienen de más no lo comparten? 

Esa pregunta -que seguramente anidó en la cabeza de millones de niños antes y después de mi- termina conformándose con una respuesta incuestionable de que “así funciona el mundo”, “así tiene que ser”.  
Pasan los años y los siglos y no parecemos aprender que nuestro único destino cierto es la muerte, que de nada nos sirve frente a ella la acumulación de riqueza y poder. 
Siempre queremos más.
¿Pero por qué? ¿cuánto es mucho? ¿cuanto es tener demasiado? 
La lógica del que más tiene parece ser que demasiado nunca es suficiente. 
Y para sustentar esa idea construye explicaciones. 

Cada quien tiene lo que se merece
Pobre es el que quiere 
Todo lo que se consigue es por mérito propio
Se siembra lo que se cosecha
El que tiene algo es porque se lo ganó 
Nadie te regala nada en este mundo

¿Alcanzan las frases hechas para justificar nuestro egoísmo y avaricia?
La Hormiga de Esopo trabaja todo el verano mientras la Cigarra canta. Luego en el invierno le niega la comida que almacenó en vez de disfrutar juntas de la música y los víveres…
¿Por qué es razonable esa ficción en la que se ganan fortunas por haber comprado el dólar más barato y haberlo vendido más caro una hora después? 
¿Qué juego es ese que obedecemos los “adultos”?
¿Aceptar la injusticia del mercado es más maduro que indignarnos, es menos infantil resignarnos ante la desigualdad que cuestionar esa dinámica de beneficio de unos pocos?

Gran parte de la humanidad se muere de hambre en un planeta donde sobran los alimentos.
Apenas el 20 % posee igual riqueza que el 80% restante…

En un canal muestran una cena de gala. Ponen puntaje a los mejor y los peor vestidos de la noche. Hombres de smoking y mujeres con trajes de diseñador sonríen y posan para las cámaras. 
¿De verdad nos creemos que están allí gracias a su esfuerzo?
¿No nos resulta un poco obsceno saber que desde el otro lado del televisor los descartables, los marginados, los fuera del sistema admiran hipnotizados esa vida inalcanzable?
La foto de cientos trepados a un gomón en medio del océano escapando de la muerte es una respuesta elocuente. 
No son nadie. 
Es lo que hay. 
No tiene solución. 
"El mundo siempre fue y será una porquería ya lo sé, en el 510 y en el 2000 también”...

Y “el mundo” somos cada uno de nosotros sometiéndonos en silencio frente a la avaricia de unos pocos.

Así ninguna casa podrá estar en orden.

Clodia 

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