Miente, miente, que algo quedará

Un señor de unos 70 años es entrevistado al azar en la calle. Le preguntan su opinión acerca de la situación económica actual de la Argentina. “Estamos bárbaro” dice sonriendo “Basta de Populismo. Todo antes que vuelva el populismo”. Y se aleja satisfecho de haber dado una respuesta que lo distingue. 

El filósofo Fernando Savater señala que los gobiernos populistas “son una reacción ante la miseria desde la ignorancia…previamente hay un conjunto de factores que se suman: una crisis económica muy severa, promesas políticas incumplidas e ineficacia en la gestión de esa crisis…En un entorno así, de forma inmediata surgen los curanderos...igual que cuando a una persona le diagnostican una enfermedad muy grave y acude al curandero o a Lourdes. Eso es el populismo, el curandero de la política que, ante problemas reales, plantea soluciones ilusorias que nacen y anidan en la ignorancia.” 

Y ahí está el señor de jogging, entrevistado al azar, repitiendo ese desprecio filosófico. “Ante una crisis económica severa, promesas políticas incumplidas, ineficacia en la gestión…” O sea ¿todo lo que deriva frecuentemente de gobiernos liberales?¿no es eso más reprochable que proveer soluciones que al menos le den respiro a la población? 

En líneas generales, Populismo en sentido positivo “se usa para designar a la estrategia de las corrientes ideológicas que sostienen la reivindicación del rol del Estado como defensor de los intereses de la generalidad de una población a través del estatismo, el intervencionismo y la seguridad social con el fin de lograr la justicia social y el estado de bienestar”; Populismo con un sentido peyorativo es el “uso de medidas de gobierno populares, destinadas a ganar la simpatía de la población, particularmente si esta posee derecho a voto".  O sea: el votante es comprado y merece desprecio. El votante está menospreciado y encerrado en un círculo vicioso definido por el poder: no es respetado en su libre decisión de votar a quien mas lo beneficia dado que sólo lo benefician para que los vote y no entiende que eso es lo que sucede. 
Populismo en su sentido peyorativo es repetido hasta el hartazgo y anida en el inconsciente de la población: el “votante inteligente” no vota al populismo. Imagino que este debe ser sin duda uno de los grandes logros del capitalismo como productor de sentido común. Que se haga carne en “la gente”, que el ciudadano promedio torne propio un criterio que no lo beneficia pero que lo diferencia, que vaya en contra de las ideologías “negativas" según lo determina el poder mientras defiende las ideologías supuestamente “positivas" que lo acorralan y lo obligan a definirse entre “crisis económicas severas, promesas políticas incumplidas, ineficacia en la gestión” o “corrupción”.

Ciertos sectores del socialismo y del comunismo suman lo suyo - o más bien restan- cuando critican al populismo porque "aún favoreciendo a los «sectores populares» (principalmente a la clase obrera)― no pretenden terminar con el sistema capitalista”. 
¿Pero cual sería la diferencia? ¿No es tomando medidas que favorezcan al pueblo un comienzo de cambio? Parece que no. Hay que repudiar el populismo porque es malo y corrupto aunque nos beneficie. 
En Argentina, todos los gobiernos democráticos electos han sido calificados como populistas con excepción de Fernando de la Rúa (1999-2001). A saber: Irigoyen, Alvear, Perón,  Frondizi,  Illia , Alfonsín, el primero de Menem, y por supuesto los de Nestor y Cristina Kirschner que son señalados   como el emblema del populismo más corrupto.
En Bolivia Evo Morales, en Brasil Getulio Vargas, Lula y Dilma, en Uruguay Pepe Mujica, en Ecuador Correa.
La sospecha de corrupción pesa sobre todos ellos como si los gobiernos liberales estuvieran libres de funcionarios corruptibles. 
Entonces las personas respetables no los votan: “Todo antes que vuelva el Populismo” dice el transeúnte entrevistado al pasar. 
“Todo antes que vuelva la yegua” se manifiesta otro más acaloradamente. 
Lo doloroso es que ese odio por la ex presidenta se extiende a aquellos que valoran su gestión positivamente transformándolos en “los K” “los kukas” “los Kaka”, un colectivo estigmatizado desde los medios y aún desde la Casa Rosada cuando es sólo una opción política más dentro del sistema democrático, con sus seguidores y detractores.
John Lennon escribía hace mucho “la mujer es el negro del mundo”, denunciando su marginación, cuando el movimiento feminista no era lo que es hoy.
Cuando un tweet del presidente habla de “ciudadanos envilecidos” que hay que “aislar”, tengamos cuidado de no convertir a parte de la población en el negro de la Argentina. O en algo aún mucho peor que no me atrevo siquiera a nombrar.
Miente, miente… algo quedará…  

Clodia












Comentarios

Unknown ha dicho que…
Genial!!!!

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