De Catulo, en Buenos Aires, a Miguel, en Santiago de Chile


Dirán que pasó de moda la locura
Dirán que la gente es mala y no merece
Más yo seguiré soñando travesuras
(Acaso multiplicar panes y peces)

Silvio Rodríguez, "El Necio" 1992


Allá por 1983 comenzábamos nuestro diálogo acerca de la existencia humana dentro del universo.

No lo planteábamos así por entonces, claro.

Más bien nos dedicábamos a vivir y compartir lo propio, y las respectivas experiencias nos hacían concluir que había mucho de nuestro, como si el límite entre ambas vidas fuera borroso o directamente imaginario.

La sorpresa dio lugar al afecto y pronto se hizo costumbre despuntar amaneceres creyendo haber conquistado una nueva revelación.

De todos los trabajos que hemos transitado, este es uno de los que nos siguen dando mayor placer. Hoy los nietos le ponen música de fondo al abrazo y la palabra,  la recuperación es más lenta, pero la pasión es la misma.

Sabemos que los griegos hicieron un culto de la búsqueda grupal de ciertas verdades. La escena nos es familiar: mesa tendida, comida y bebida abundantes y alguien convocaba...

A ver muchachos!! De a uno por favor y comenzando por mi izquierda... En qué consiste la amistad??

Y comenzaba así la parte medular del banquete. Cuentan que Sócrates podía abstenerse del vino como agotar el sólo la existencia de la casa, pero en ambos casos podía seguir disertando cuando los demás ya estaban por el suelo...

Creo que los unía la búsqueda, y la esperanza de encontrar el tesoro antes si el trabajo era conjunto. Los amigos, además, nunca te reprochan cuando decís una pavada. Sólo se ríen con vos. Y esa tranquilidad hace más placentero el viaje.

La búsqueda era, entonces, una vocación común, acompañada por el compromiso de no engañarse con falsedades que calmen: había recelo por la comodidad que daba lugar a la pereza del espíritu, los convocaba el riesgo.

Creo que somos modestos continuadores de aquella tradición clásica. Preferentemente acompañada  - eso sí - por un malbec argentino o un carmenere chileno.

Alertás en tu comentario sobre Trump y Bolsonaro, y con cierta amargura, que la estupidez es creciente en la población del planeta. Dejás flotando en el aire un escepticismo básico sobre la condición humana...

Recuerdo que en nuestros años jóvenes nos inundaba un sentimiento casi opuesto: marchábamos hacia un mundo mejor tan sólo por el determinismo de  la Historia. Sólo podíamos acompañar lo inevitable con alegría, porque coincidía con nuestros deseos y convicciones.

Los años nos persuadieron - como a muchos otros - sobre la falacia de aquellas certezas.

Hoy nos sorprende, además, la libre elección de buena parte de la sociedad que reconoce la existencia de la injusticia, la desigualdad y el abuso de los poderosos, pero cree que está bien que así sea.

Lentamente van creciendo en las sociedades democráticas opciones impensables hace apenas 30 años. Y en algunos casos son mayoritarias.

Podemos atribuir esta evolución a numerosos factores, pero no la podemos negar, y quedamos perplejos...

Esto nos expone a la incertidumbre: estábamos acaso - y estamos - equivocados??

En este punto, querido Miguel, intuyo que lo que debemos corregir es la noción de que lo justo y bueno de nuestras creencias debe verificarse en una repercusión creciente en nuestros semejantes. 

Esa creencia de que nuestras razones iban a imponerse mas temprano que tarde, porque la verdad a la larga se impone sobre la mentira. 

No le temo al reconocimiento del error, ni al cambio de ideas, aunque la necedad me demore a veces más de la cuenta.

Pero no es el caso. La mayor o menor "popularidad" no alteran el caracter perverso de la injusticia. Esos valores conspiran contra la especie, dañando la vida en comunidad y el hogar que es la Tierra.

Sigo creyendo en la solidaridad como único vínculo posible entre los seres humanos.

Cuando triunfan opciones políticas en nuestros países que expresan valores opuestos significa para mí que hemos perdido una batalla. Nuestro desafío será entonces aprender para encarar la siguiente. 

Sólo eso.

Se le atribuye a Licurgo - un espartano insigne - la frase que reza: "Cuando está en juego el destino de Esparta hay un delito infamante para el ciudadano: no estar en alguno de los dos bandos o estar en los dos".

Más cerca, nuestro amigo Alejandro Dolina nos dice que a veces es preferible perder con los amigos que ganar con los extraños o los indeseables.

Capaz no ganemos en lo que nos queda de cuerda, amigo mio, pero que no tengamos que decirle a nuestros hijos que fue por no haberlo intentado.

Cuando vengas no te olvides del carmenere.

Por cierto...

Feliz Cumpleaños !! Que te vaya intenso y profundo.
(Va regalo en el adjunto)

Catulo






















Comentarios

Mónica ha dicho que…
Concuerdo.JAMAS RENDIRSE!!

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