Buenos Aires la reina del plata

Parecería el guión de alguna mala película futurista pero no lo es. 
Desde la altura de la autopista 25 de mayo pudimos ver el centro de la ciudad vacío, como una imagen detenida.  La 9 de julio sin movimiento alguno. Más adelante por Avenida San juan una multitud con banderas avanzaba ocupando varias calles hasta donde los vallados le permitían. 
Los sin techo ya habían sido prolijamente barridos bajo alguna alfombra que los invisibilizara durante los días del encuentro de “los más poderosos de la tierra”.
La imagen de la ciudad amurallada, del gentío separado de la nobleza se hizo aún más estrepitosa durante los banquetes de caterings principescos y la noche de gala en el Colón. Los presidentes y sus consortes vestidos por finos diseñadores en los palcos eran admirados por los ciudadanos ilustres que fueron invitados al evento: funcionarios y famosos que aplaudían con obsecuencia a los líderes del mundo. 
El mundo es obsceno y terco. 
Este mundo que toleramos desde siempre, empeñado en señalar y despreciar las diferencias para poder destruir lo diferente sin piedad y sin culpas.
En 1950 en su paso por Italia Neruda fue "custodiado” sin tregua por la policía hasta que finalmente le dijeron que no podía permanecer en el paìs. En la estación de Roma donde cambiaba dé tren para dirigirse a la frontera una multitud que portaba ramos de flores se enfrentó a la fuerza pública para evitar que se marchara al grito de “el poeta se queda, el Chileno no se va”. Al cabo de media hora de golpes de ida y vuelta llegó una “orden superior” concediéndole el permiso de permanecer en Italia un tiempo más. Los amigos lo abrazaron y lo besaron y él “se alejó pisando con pena las flores desbaratadas por la batalla”.
El poeta Nazin Hikmet fue encarcelado durante 18 años por los gobiernos de su país acusado de querer sublevar a la marina turca y condenado primero a andar hasta la extinción sobre el puente de un barco de guerra y posteriormente confinado a la zona de letrinas donde los excrementos le tapaban los pies. La pestilencia casi lo derrota pero pensó que si sus verdugos lo estaban mirando para verlo caer el cantaría. Y cantó primero en voz baja, luego en voz más alta. Cantó todos los versos que conocía, los suyos y todos los himnos de lucha que recordaba de su pueblo para ganarle a la inmundicia y al martirio. Años después Neruda le diría a Hikmet “Hermano mío, cantaste por todos nosotros. Ya no necesitamos dudar, pensar en lo que haremos. Ya todos sabemos cuándo debemos empezar a cantar”.
¿Sabremos?
Porque el mundo apesta cada dia más.
Miles siguen cruzando desde Africa para escapar de la muerte
Miles regresan a sus hogares después de una fracasada caravana hacia un futuro mejor en un país donde cualquiera puede tener armas.
Allí un tirador anónimo produce una matanza en un boliche, en una iglesia, en una universidad otra vez
Arde París…
Pero la policía francesa de repente se niega a reprimir. Los manifestantes aplauden y entonan La Marsellesa. 
La escena se viraliza y me ilusiono con que tal vez, después de todo, sí sabremos cuándo empezar a cantar.  

Clodia 


  










Comentarios

Miguel ha dicho que…
Lo que escribes, Clodia, me trajo a la memoria una cancion de Eduardo Peralta que decia algo asi “Navidad, Navidad, a esconder la realidad, guárdala en algún bolsillo por piedad, que hoy la vida tiene un brillo de bondad.....Hay un pino navideño en el medio de la plaza y más de un niño pequeño se detiene y llora un sueño cuando junto al árbol pasa......Navidad, Navidad a esconder la realidad que hoy la vida tiene un brillo de bondad.......hay una vitrina hermosa con jugetes made in USA y a su lado hay una poza y una pequeña andrajosa se mira en las dos confusa.....”
Puede ser la cercanía de la “fiesta” o lo de “esconder la realidad”.... no lo sé.... mi mente hace esas cosas
Un abrazo
Miguel

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