NO es NO

En 1984, María Luisa Bemberg inmortalizo la historia de Camila O´Gorman en el cine. La escena de Camila visitando al padre Ladislao en medio de su fiebre es memorable. Ella lo está cuidando y en su delirio el cura le fuerza la mano hasta su miembro erecto. Camila en la pantalla y nosotrxs desde nuestras butacas no sabíamos si sentir temor o placer apabulladxs por la intensidad del gesto. 

"Mira como me ponés”

La frase es contundente por lo que representa. Y por lo que evoca. 
¿Porque hacía mucho que no se la escuchaba? 
Al menos a mí me parece una frase que no pertenece a las nuevas generaciones…que viene de otro siglo, como yo.

Pero quién más quien menos, los que tenemos más de 30 la recordamos en el relato de alguna amiga a la que le pasó o la escuchamos en carne propia, o -aunque les cueste admitirlo- más de un varón la pudo haber utilizado alguna vez o sabe de alguien que la utilizó.
La frase intimida por su mensaje incierto. 
¿Es un piropo o una acusación? ¿halaga o asusta? ¿el poder lo tiene el que la pronuncia o el que la recibe? 

La frase HOY nos interpela.

La pantalla muestra el griterío de los movileros descontrolados peleándose por preguntar, por aplastar. 
Una lluvia de gritos vergonzosos y vergonzantes. 
La pregunta de cada uno tiene que llegar a oírse por encima de cualquier otra voz. 
La respuesta casi no importa.
Se insultan, se quejan, se imponen sin códigos ni reglas. 
Más tarde los canales descuartizan, patean en el suelo al monstruo señalado que defendían hace unos pocos días.
¿Serán la imagen del espanto en el que nos estamos convirtiendo? 
¿Será el periodismo finalmente el verdadero hecho maldito de los pueblos y de las democracias? 
Hablan todos al mismo tiempo. Sin ton ni son. Su trabajo se va denigrando entre alaridos y empujones.  
Fieras que se devoran luchando por el rating que les exigen los medios que los contratan. 
Esos medios a los que no les importa ni la verdad, ni el dolor. 
Jueces y verdugos que instalan la discusión como espectáculo más allá de los hechos.
Los televidentes son los rehenes fascinados de ese secuestro social, enamorados de sus captores, incapaces de reaccionar y de escapar de ese síndrome hipnótico.
Tan sanguinarios y salvajes como ellos.

Escapemos.
El movimiento de mujeres es una luz, una ola que avanza. 
Se hace oír, se vuelve visible, creíble, potente. 
Por eso no podemos ni debemos usar las mismas armas del patriarcado que buscamos derrumbar. 
El desafío es ser mejores, elevarse por sobre las bajezas y mezquindades establecidas.
Todxs somos víctimas de este modelo nefasto que nos inculcó que cuando una mujer dice que “no” está diciendo que “puede ser” y cuando dice “puede ser” está diciendo que “sí”.
Que cuando tenés fama y dinero -ni hablar si además algo de “pinta”-  no hay nadie que se te resista, que tu lugar es casi el de “hacer favores”.
Hay cientos, hay miles que crecieron creyendo que eso era verdad.
Hay cientos y miles que sostienen -tal vez sin saberlo-  ese cuento a diario.

Nada ganamos con descuartizar, con aniquilar. 
Corrámonos de ese circo que nos proponen los medios que sólo buscan sangre sin importar la de quién.
Insistir sí. Denunciar sí. Exigir justicia sí.  
Sin descanso, porque es este sistema envilecido y violento que produce dartheses y Eguillors lo que debemos derrotar. 
Mi admiración por lxs que iniciaron este camino sin retorno.   
NO es NO. NO es NO. NO es NO.
Y todxs tenemos que aprenderlo de una vez y para siempre.
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Clodia






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