Gracias a Dios
Gracias a Dios Dar gracias a Dios ha sido -y sigue siendo- una costumbre bastante extendida. Sin importar los credos, la calidad del creyente, o siquiera si quién lo dice lo es o lo fue alguna vez. Cuando pasa algo bueno puede escaparse casi sin darnos cuenta. Como un reflejo “gracias a Dios que salió el sol”. “Gracias a Dios dejó de llover”. “Gracias a Dios ya está mejor”. Es verdad que últimamente está cayendo en desuso -como el mismo Dios está perdiendo vigencia- y otras frases menos místicas vinieron a reemplazar la costumbre de agradecerle a él por cualquier cosa. Pero más allá de estas consideraciones, todos comprendemos el sentir de quien la usa y respondemos -salvo contadas excepciones- acordando sin más explicaciones con el que la dice. Sin embargo de buenas a primeras la conocida frase pierde su sentido, se degrada como tantas otras en bocas impiadosas. Tuvimos que escuchar en estos días a una diputada agradeciendo la muerte ...