Gracias a Dios


Gracias a Dios

Dar gracias a Dios ha sido -y sigue siendo- una costumbre bastante extendida. Sin importar los credos, la calidad del creyente, o siquiera si quién lo dice lo es o lo fue alguna vez. Cuando pasa algo bueno puede escaparse casi sin darnos cuenta. Como un reflejo “gracias a Dios que salió el sol”. “Gracias a Dios dejó de llover”. “Gracias a Dios ya está mejor”. 

Es verdad que últimamente está cayendo en desuso -como el mismo Dios está perdiendo vigencia- y otras frases menos místicas vinieron a reemplazar la costumbre de agradecerle a él por cualquier cosa. Pero más allá de estas consideraciones, todos comprendemos el sentir de quien la usa y respondemos -salvo contadas excepciones- acordando sin más explicaciones con el que la dice. 

Sin embargo de buenas a primeras la conocida frase pierde su sentido, se degrada como tantas otras en bocas impiadosas.

Tuvimos que escuchar en estos días a una diputada agradeciendo la muerte de un político cordobés. El silencio de su auditorio indicó que el acuerdo esperado no llegaba a tanto como para compartir su gratitud, pero tampoco hubo en el ambiente el rechazo que uno hubiera podido imaginar 
Ayer 37 saudíes, la mayoría chiítas, fueron decapitados en distintas provincias de Arabia Saudita, y según un comunicado del reino en la agencia estatal Saudi Press Agency,  una de las personas fue crucificada después de su ejecución. Los condenados fueron acusados de haber adoptado "ideologías extremistas y formado células terroristas”. Pero el tirano esta en Venezuela y muchos venezolanos -exiliados o no, famosos y no- dan gracias a Dios porque Estados Unidos está más cerca de lograr la intervención con la ayuda de varios países aliados. 
El Ministro del Interior italiano también está agradecido por la  buena noticia de que el Mare Jonio ya no podrá rescatar más migrantes del mar mediterráneo. Se ahogarán y así no será necesario recibirlos en el civilizado Primer Mundo.  

No menciones a Dios en vano nos decían cuando chicos. 
Por suerte le perdimos ese temor reverencial, aprendimos a poner en duda su existencia sin esperar que un rayo nos partiera de inmediato. Sin embargo desafiar terreno sagrado agradeciendo la maldad humana en cualquiera de sus formas, ejercitar la violencia de la palabra sin reparos suena a mover la vara demasiado lejos.
Intuyo que el mundo está cruzando líneas de las que será muy difícil regresar.

Patricia Riche

Comentarios

Osvaldo ha dicho que…
Para la teología cristiana, la vanidad hace que el hombre sienta que no necesita a Dios. El vanidoso rechaza a Dios ya que se tiene a sí mismo.
La Modernidad ya hizo lo suyo: apareció el sujeto. Ahora con él, transitamos la nueva era. Bienvenidos a la posmodernidad.

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