El ojo de la tormenta 

Es el nombre de uno de los programas radiales que pone en pantalla el canal Telemax. Lo veo, lo escucho y no lo creo. Pero sí: quien conduce el espacio no vacila en torcer la información para donde le da la gana...  

Hoy nos despertamos con la noticia de una balacera frente al Congreso. Un diputado y su asesor que habitualmente caminan alrededor de la plaza para ejercitarse fueron atacados a balazos desde un auto a las 6.51 a.m. 
No se hizo esperar la palabra del presidente dando sus condolencias a las familias y advirtiendo que irían hasta las últimas consecuencias.
Luego una conferencia de prensa conjunta de la ministra de seguridad de la nación y del de la ciudad en la que pasaron el video del ataque.
Se ve claramente que el objetivo era el asesor no el diputado. Sin embargo se apresuraron a decir que podría tratarse de un “atentado”. Arriesgaron que los sospechosos debían haber estado allí en más de una oportunidad estudiando el lugar y planeando el atentado con bastante antelación. 
 “Hemos podido determinar que se trata de un ataque premeditado y mafioso”, expresaron. "Hay que terminar con estas mafias". Nadie les preguntó a qué mafias se referían.

Entre la sorpresa y el estupor los legisladores se manifestaron en su conjunto solidarizándose y reclamando que se esclarezca el hecho. También otras figuras políticas pidieron igual cosa: la gobernadora de Buenos Aires, y algunos presidenciables, incluida la senadora que fue dos veces presidenta de nuestro país. 

Con el correr de las horas el hecho se fue esclareciendo. 
En efecto los asesinos conocían el lugar: vivían enfrente. Al igual que el diputado y su asesor que alquilaban sendos departamentos en un edificio del barrio. Esa sería la razón fundamental por la que el escenario del crimen fue la plaza Congreso y no la de un mensaje mafioso contra la casa de la democracia. 
También se supo que los atacantes eran padre e hijo, o tío y sobrino, que utilizaron el auto que estaba a nombre de uno de ellos y que dispararon una pistola de su propiedad. 
Con estos datos más que fácil dar con los asesinos, que dejaron muchas pistas luego de tanto planificar. 

Son ahora pasadas 17 p.m. y algunos conductores como este -sin escrúpulos- insisten en que se trató del intento de asesinato de un diputado de la nación aunque ya se sabe:
-que el objetivo era el asesor -como el video mostraba claramente desde un principio 
-que las probables motivaciones deben haber sido personales: deudas de juego, temas pasionales? 
-que los “sicarios” estaban acechándolo con algunas copas encima y le dispararon al pasar y que es notorio que no buscaron rematar al diputado. 
¿Por qué agitan el fantasma de la violencia política?
¿por qué la versión antojadiza del atentado a la democracia?
¿por qué deslizar que la ex presidenta es la única que pidió esclarecer lo ocurrido con intenciones de atacar al gobierno? 
¿Lo hacen porque no notan lo que cualquiera advierte a simple vista o lo hacen para seguir enloqueciendo a millones de personas con su odio irracional?  
La respuesta parece obvia. Sin embargo no hay suficiente condena ante la conducta criminal de quienes usan el micrófono como arma para envenenar a millones, tergiversando hechos y haciendo de pantalla a los que cínicamente utilizan cualquier circunstancia para distraer de sus errores y dañar la poca tranquilidad que aun nos queda a los argentinos. 
En medio de tanta mentira y siendo las 19 p.m. miles de personas esperan bajo la lluvia frente a La Rural tal vez no que sus libros sean dedicados -cosa difícil sin estar dentro del predio- pero sí algún mensaje esperanzador que los aleje del ojo de la tormenta.

Patricia Riche

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