Haciendo lo que hay que hacer

Hemos visto esta frase por todos lados en el tiempo que lleva de gestión este gobierno.
Forma parte del conglomerado de frases cortas que no especifican nada en concreto y que logran penetrar el pensamiento de la gente como verdades aunque demuestren ser tan sólo un gesto de campaña. 
Como ya hemos comentado en este blog, parece que cada tanto la realidad se filtra por entre las palabras vacías de contenido y las frases hechas se vuelven insuficientes hasta para los más devotos. 
Ante tanto descalabro económico y social he empezado a escuchar de boca de algunos funcionarios que están haciendo “lo que no se ve”.  
¿Se convertirá esta frase por obra y gracias de los encantadores de serpientes en el nuevo mantra que escucharemos hasta octubre?

Dicen estar trabajando en los cimientos que servirán para una Argentina más sólida y sostenible. Cloacas, alumbrado, mejoramiento de vías. Los números del propio Indec indican que lo que han hecho es poco en comparación con lo prometido y que lo que no han hecho es abrumadoramente superior. ¿pero cómo desmentirlo si a pocos le interesan los números?

Mucho me temo que empezaremos a oír esa frasecita intentando convencer que lo esencial -junto con los precios- es invisible a los ojos. Sólo apunta a satisfacer la fantasía de los que aun necesitan creer que no todo es un desastre, que no se equivocaron, que estos están haciendo las cosas bien para tener un país en serio, que lo que vale lleva tiempo y esfuerzo, que ahora estamos mal pero que es para estar mejor. 
O sea: este es el único camino. 

La república de la que se jactaron se encuentra suspendida sobre lo que no se ve: el mejor equipo de los últimos 50 años mareado en su propia cancha ocultando las  reservas del BCRA además de dólares propios en el exterior, un ministro de justicia organizando operaciones en la sombra junto con agentes de inteligencia, jueces y fiscales de la nación, una ministra de seguridad que afirma manejarse con cautela -luego de hablar horas antes de mafias y atentado a la democracia- durante conferencias brindadas para autofelicitarse por haber resuelto rápidamente un crimen donde solo faltaba que los asesinos se quedaran junto a sus víctimas esperando ser apresados. 
¿No será que no se ve porque no hay?
Pero allí estarán los comunicadores de siempre avalando el desmoronamiento del país con tal de no perder la batalla mediática. 
Inoculando odio y defendiendo lo indefendible de una gestión que no tiene nada o casi nada para mostrar más que enojo, deudas, mentiras y frecuentes papelones. 
Por eso insistirán para que imaginemos que estuvieron haciendo lo que nadie ve y para que nos olvidemos de lo que sí se ve: más pobreza, más inflación, más desempleo, más niños en situación de indigencia, más hambre, más división entre argentinos, más injusticia.  

Algunos lo confesaron hace tiempo: hacemos periodismo de guerra. 
Y ya sabemos que las guerras no tienen vencedores, sólo ruinas sobre las que pisotean ciegos en su soberbia los poderosos que siempre  logran sobrevivir.  

Patricia Riche

Comentarios

Fede Marastoni ha dicho que…
Comparto el análisis, y si bien lo que hacen desde los medios y las pantallas es en desmedro de las mayorías populares, envidio la inteligencia detrás de semejante persuasión social, es un fenómeno no solo para criticar sino también para aprender, ojalá hubiésemos sido tan vivos, en algunos momentos hubiera sido una gran herramienta ser menos conflictivos y más persuasivos

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