Te recuerdo Amanda

Quien sabe Alicia este pais escribía hace una semana en este blog cavilando sobre la esclavitud que propone el neoliberalismo como única salida mientras reservan el bienestar para unos pocos. Gritan fraude y corrupción si no gobiernan y si logran gobernar denuncian golpe cuando los pueblos se rebelan.

Duelen demasiado los muertos en Chile. ¿Serán tal vez los mártires necesarios para desmantelar la mentira y el cinismo con el que medios y poderes fácticos señalan a nuestros hermanos trasandinos como el ejemplo a seguir? Cruzando los Andes estaba el faro al que debíamos aspirar no sin atravesar antes sufrimientos y privaciones inevitables. Mas de 30 años de cruel y obscena inequidad le llevó al pueblo chileno sacar fuerzas para decir basta. Y lo hizo justo esta semana, unos días antes de nuestras elecciones. 

En estos días el presidente del país vecino ofreció varios discursos apresurados: pasó de "vivir en un oasis" a afirmar que están "en guerra", acusó a los manifestantes de vándalos y fue apoyado sin demora por nuestro periodismo adicto y funcionarios que justificaron la represión y las muertes para defender la “democracia” contra los violentos. Sin embargo anoche, repentinamente y pese a confirmar el toque de queda, pidió perdón a los ciudadanos por muchas décadas de desigualdad y miseria luego de que se filtrara un audio de su primera dama hablando de “invasión alienígena” y admitiendo que iban "a tener que compartir sus privilegios”.  En una mezcla de desprecio y terror se vieron forzados a reconocer que no es vandalismo si no hartazgo popular, que no se quiere incendiar la nación sino rescatarla para todos y todas de la gula de unos cuantos que someten a las mayorías a la peor de las violencias: la de ser testigos mudos de comodidades y lujos a los que accederán por mucho que se esfuercen.

En Argentina se hablo de comandos cubano-venezolanos k (esta vez se salvaron los mapuches del RAM) y se escandalizaron por la comparación con Venezuela porque “nadie se va de Chile escapando”. No escapan, es verdad, solo cruzan la frontera en busca de trabajo, de salud y educación gratuita que en su país les implicaría endeudarse por años. Pero como Chile es un país “serio”, adaptado a las reglas del mercado no es necesario mencionar esos detalles. Avergüenza escuchar a nuestros dirigentes inventar conspiraciones sin que se les mueva un músculo del rostro. Estrá claro que no pueden dejar de alimentar el odio virulento que instilaron en gran parte de la población. Ya no pueden volver atrás. Tienen que continuar cargando pus en sus seguidores.

En medio de la tristeza que produce perder a nuestros nadies de siempre asoma un sentimiento de cierta esperanza. No debe ser casual esta repentina caída de un disfraz tan bien armado por los comunicadores hegemónicos. El éxito del modelo chileno queda a la vista de quien quiera verlo, expuesto por el cansancio de la gente. Es el mismo éxito que tras 12 años de gestión PRO en nuestra ciudad capital está dando sus frutos lento pero seguro: una elite que disfruta riqueza, bicisendas y flores mientras ignora -o peor aún tolera- que un 50 % de compatriotas deambule cual fantasmas con sus carros a cuestas o durmiendo en las calles.  

Como "si se pudo" en Buenos Aires intentaron llevar estos cuatro años la sobreadaptación silenciosa a toda nuestra geografía pero se atragantaron con su propia ambición y todo indica que no van a renovar la presidencia. Quisieron hacer tan rápido lo que vinieron a hacer que mordieron la banquina. Volcaron.

Y las imágenes que nos llegan desde el otro lado de la cordillera son una dolorosa confirmación de su fracaso. 

Por eso vuelvo a cantar “quien sabe Alicia este pais….” mientras escucho la voz de una mujer que desde un balcón en Santiago resucita a capella a Victor Jara.    

Patricia Riche